La empresa. cuyas siglas coincidían con 'Fugitive Investigate Strike Team', era en realidad una invención del Departamento de Policía y del Marshall del distrito de Columbia.
Los "afortunados" no eran otros sino delincuentes a los que enviaron invitaciones a su último domicilio registrado. De los 3.000 sospechosos contactados, algo más de un centenar aún vivían allí y confirmaron su asistencia con una simple llamada telefónica a las presuntas oficinas de la cadena.
A partir de ahí, se inició el despliegue. Todos los partícipes en el evento eran agentes, desde la mascota, hasta el personal de limpieza, pasando por las cheerleaders.
A partir de ahí, se inició el despliegue. Todos los partícipes en el evento eran agentes, desde la mascota, hasta el personal de limpieza, pasando por las cheerleaders.
Debían recibir a los delincuentes con una sonrisa para no levantar sorpresas, y las animadoras acompañarles en todo momento cogiéndoles de la cintura y abrazándoles para intentar detectar cualquier posible arma. Un cacheo discreto.
Posteriormente se llevaba a los invitados a un podio donde debían identificarse. El maestro de ceremonias comprobaba vía telefónica con su "redacción" si su identidad coincidía con la ficha policial, les entregaba la entrada y les hacía pasar en grupos de 10 a la siguiente sala para asistir al almuerzo previo al partido...
Con la salvedad de que en vez de un convite les esperaban 25 agentes de la policía metropolitana y del grupo de operaciones especiales, quienes los arrestaban y llevaban a los autobuses preparados para su traslado a dependencias.
Entre los 101 detenidos, se encontraban dos de los diez más buscados, además de 15 acusados de asalto, 5 por robo, 59 por incumplimiento de la libertad condicional, 18 por tráfico de drogas y otros cargos como violación, fraude, o causar incendios.
La parafernalia resultó tan creíble que incluso el abogado de una emisora real se quejó de que no tenían licencia para operar en el distrito de Columbia y les hacían competencia desleal.
Un año antes, en 1984, algo similar se realizó en Nueva York. Cada fugitivo recibía una notificación postal indicando que habían ganado premios en la lotería de entre 250$ y 10.000$. En Connecticut, "ganaron" entradas para un concierto de Boy George incluyendo una cena para dos y traslados en limusina.
Esta práctica resultaba ideal, ya que los delincuentes generalmente eran apresados desprevenidos y desarmados. La cifra total ascendió a 3.309 arrestos.