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lunes, 21 de diciembre de 2015

The bootstrap paradox.

Imaginad que podéis viajar en el tiempo, sois fans de Beethoven y queréis conocerle.

Pones todo en marcha, fecha programada: 1807. Vamos a ver una interpretación de Para Elisa o de la Quinta Sinfonía, qué cojones.









Tras realizar el salto temporal, te dedicas a callejear por Viena. Al cabo de unas horas te das cuenta de una cosa. No hay ninguna referencia a Ludwig ni a su obra. Ningún cartel anunciando una representación suya ni nada por el estilo. Decides preguntar y...
...
...
nadie sabe de qué les hablas. Alguna persona dice que le suena alguien así pero que ni de lejos es músico.

Entonces llegas a una terrible conclusión: NO EXISTE!!! Beethoven no existió!!! Cómo puede ser? ¿Habrás producido algún cambio en tu viaje? No puede ser ya que has llegado cuando debía tener gran parte de su repertorio escrito e incluso haber interpretado varias de sus obras!!!

Como último recurso decides intervenir. No puede ser que la humanidad se pierda semejante genio. Así que procedes a transcribir sus obras que llevas descargadas en tu móvil. Una tras otra vas pasando al papel las partituras y consigues que te las editen con su nombre.




Al final parece que todo está resuelto. Vuelves a tu tiempo y en efecto, todo el mundo le conoce y sabe de su obra.

Pero... llegas a una conclusión que te congela la sangre:

Si él no existió y tú trasncribiste su obra... ¿quién carajo la escribió originalmente?


Pd: he descubierto ésta paradoja en un episodio de la serie de tv británica Doctor Who. Concretamente en el cuarto de la novena temporada de los doctores actuales. Peter Capaldi, concretamente.
Pd2: el término de la paradoja viene de la obra de Robert A. Heinlein, By His Bootstraps.

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